Cada determinado tiempo
la abominable soledad regresa a mi puerta
con sus ojos ardientes que laceran mi Ser.
Dicen que roba sin piedad mi Malaj nocturno
y que impávida asesina mis musas del bien.
Lo que nadie sabe,
es que he construido una puerta secreta
en lo profundo de mi alma
en donde me oculto de las garras
mortales de esa diosa noctámbula.
Cuando el día asome su rostro
habré arrancado de este cielo grisáceo
el ojo infame de tan cruel orfandad.
Yehudah Abraham Dumetz
© Libro de prosa poética: “Tiempo entre dos aguas”
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