Quien fuera Antoine de Saint-Exupéry
para volver a escribir o el principito al pronunciar:
“Sólo se ve bien con el corazón;
lo esencial es invisible para los ojos” Te aseguro sin duda alguna,
traería a sus letras
el país que gravita en mi ser.
Un país de proscritas fronteras,
donde la tristeza y el exilio,
son sombras de prehistórica soledad.
Donde la amistad es libre del hierro
que chamusca la piel.
Un país situado en el centro de mi alma.
Ese, es mi país. Allí las noches desgajan ríos
con historias que narran mis sueños no necesito descoloridos visados
ni un pasaporte general para refugiarme en él, y cada noche como la música,
viajo a esa secreta región, navegando luna tras luna para lavar mi conciencia
manchada por el día canicular de la muerte, que habita en tu país.
Yehudah Abraham Dumetz
© Libro de prosa poética: “Voces desde mi exilio”
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