Si te sentaste a jugar contra mí, no abandones la partida; sigue hasta el final de los tiempos. Te aconsejo pensar cada movimiento antes de avanzar con tus peones y alfiles. Ya mi alma está amparada bajo el enroque de sombras del Etz Hayim.
No te levantes de la mesa. ¡Termina este último match!
Tus demonios, infierno y oscuridad huyen desnudos, pues arranqué las hojas de tu memoria antes de tu nacimiento y con mis torres, caballos y dama de letras he roto tus piernas de barro, tu ego de cartón y tu pálida tinta dibujada en los dragones de Borges.
Por eso mírate, no has podido tocarme con tus inestables diagonales, porque he habitado desde el origen tras la cortina de D-s; he cargado sobre mis hombros el Arón Haberit, encendido la llama infinita de la Menoráh, escuchado a Homero cantar la epopeya de tu derrota y jugado por milenios el ajedrez de la historia.
Soy el hijo de la poesía, el espíritu de la metáfora, aquel que trajo tu muerte con el mate del loco sin que el tiempo espabilara y hoy con el rostro del Malaj HaSatán te lanzo al Gai Ben Hinnom donde tus recuerdos sin duda se extinguirán.
Libro de prosa poética: “Pájaro de fuego”
© Yehudah Abraham Dumetz
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