Aún no hallo la razón
que desnuden el querer del caprichoso Mazal,
porque de facto
llegas a mí como un beso
convertido en solsticio de verano.
Ya ves, Shirim
y sigo pensando en ti
en tu risa,
en tus ojos claros con la magia de Persia,
en tu mirada
por donde cada día escapas como ave liberta,
en tu dolor
y en tu pluma poética de Forugh Farrojzad o Alfonsina Storni.
Ya ves, Shirim
y sigo pensando en ti.
En nuestro insomnio
y en la nostalgia de nuestra presencia ausente.
En desgarrarte como lobo la caperuza de tu soledad
y por supuesto,
en nuestra historia
que jamás Sherezade podría narrar.
© Yehudah Abraham Dumetz
Libro de prosa poética: “Pájaro de fuego”
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